PrimaveraAhogado por las prisas y el dinero.
Expirado ante el consumismo y el trabajo. Aletargado y furibundo en un caos frenético pero inamovible. Me eché a andar. Y anduve por cimas y barrancos, navegué entre la espesura de los pinares de Tamadaba, descubrí árboles centenarios arraigados en una fértil tierra macaronésica. Oteé un horizonte nuevo y respiré el mismo aire, pero como si fuera nuevo. Circundé las crestas de las murallas de barro de las presas del sur y luego vi el almendro en flor. Recogí castañas y di de comer a algunos rumiantes. Busqué en lo desconocido para poder encontrarme y después de hacerlo volví a echarme a andar. Y anduve por nuevos senderos y por veredas y caminos y nunca pude parar de buscar algo que siempre tuve y nunca vi.
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Jorge Cáceres Hernández
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Septiembre 2018
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